Afuera de todo lo que conocemos vivía ella, Anodina. Era una reina en aquel
lugar que ella había elegido, que era suyo. Anodina vivía en una piedra y no salía
nunca a jugar, no soñaba como todos con eso de volar, tan solo deseaba no ser
descubierta en su roca.
¿Quien no buscaba a Anodina? Mejor seria preguntar quien la buscaba porque
pocos la conocían. La busco Juan en un sueño de cinco siglos, la busco Irma en
una colina alejada; mientras tanto, desde su roca, Anodina cantaba con las
ranas cuando había lluvia. Desde allí veía todo. Contó un millón de mariposas
la última primavera, las hojas que cayeron las tres primeras semanas del
otoño... ¿Por qué estaba Anodina escondida? Tenía el pelo negro y una sonrisa apocalíptica,
los ojos marrones y mejillas soleadas.
Nunca nadie la vio, nadie la recordó después, nadie se preguntó otra vez
¿Por qué vivía Anodina en una roca?
El amor y el tiempo, el dolor y el corazón, la realidad, la marea y la
tempestad, los vacíos en el alma y lo que nos va quedando de todo eso. La
realidad nos duele pero la mentira nos mata y Anodina no hizo más que mentirse,
pobre criatura ¿Qué iba ella a saber?
Anodina vivía en una roca y poco salía a jugar, en su cabeza de seguro
estaba aquella Rueda que no deja nunca de girar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario