viernes, 25 de enero de 2013

Un sueño entre los árboles

Me confundí con los árboles, nadie me podía ver. Ni siquiera esos dioses gordos
me diferenciaban.
Mujer llevaba cien nueces, las tiraba al cielo, explotaban y se formaban nubes
que un caballo alado, un plateado caballo alado de crines doradas se comía y
mordía, también, mis sueños.
Prendí un cigarrillo con el sol y lo fumé a la tarde, mientras estaba solo en la
ciudad. Atardecía cada vez más temprano y eso me consumía pero me dejaba ver
a los peces del río saltando, intentando, tal vez, besar a la luna. Pero nunca fue
hermoso vivir, no lo fue... ¡Vaya que no lo fue! Porque las moscas eran pirañas,
crueles animales y los espectros estaban por doquier, masacrando a los caballos
que comían nubes de nuez. ¿ Podrías retratar todo lo que digo? ¿Podrías darme
un beso que me haga olvidarlo todo?
Allí estaba yo, entre los árboles escondido y todo el mundo me ignoraba y era
como estar muerto y era feliz. Algunos me buscaban y yo los extrañaba, pero
tenía mucho sueño para salir con ellos, entonces me quedé allí... Aún estoy allí
viviendo entre los árboles ¿Viviendo?

La Sangre de las mariposas




Cuando el amor no es suficiente


La mente nos da señales que debemos analizar y comprender, obviarla nos puede aniquilar,
escucharlas y no hacer nada al respecto es igual de trágico.



Fred Sima



La siguiente historia está dividida en los relatos de dos personajes: I y II. Cada uno de ellos está diferenciado con un simbolo - nombre que aparece arriba de el texto.




I
¿Por qué viniste hacia mí? ¿Por qué me llamaste? Jamáz podré comprenderlo... y lo lamento tanto.
No recuerdo si tenía cigarrillos aquella tarde de septiembre. Se habían cumplido cinco años desde
que ella me dejó y yo deambulaba por una calle muerta como todas, como cada tarde. A una
cuadra de distancia ví un espejismo de mí mismo qe me llamaba con gestos. Me acerqué, aún
confiaba en mi mismo, y me paré frente a él, frente a mí. Sacó una cajilla de cigarrillos importados,
tomó uno con los dientes, al igual que lo hago siempre yo, y lo encendió con un zipo que llevaba
en el bolsillo (yo no uso zipo), luego me ofreció uno y lo acepté.
II
No puedo quitarme de la cabeza aquella secuencia que ví dos días después de la primavera del año
anterior. Un tipo iba caminando por la vereda, creo quye no sabía que yo iba detrás suyo, hasta
que a mitad de cuadra se quedó parado mirando hacia la esquina, como si estuviese viendo a
alguien más, solo que la calle estaba desierta, moribunda... No, estaba completamente muerta, si,
eso es. Caminó hasta la esquina, se volvió a parar y prendió un cigarro que sacó, con los dientes de
un paquete que llevaba en el bolsillo de su saco.
I
"Somos idénticos" Pensé de inmediato, pero él o yo, me dijo que éramos yo, nosotros, yo.
Un chico pasó cerca nuestro, imagino que habrá creido que éramos gemelos o algo así porque nos
miraba, aunque con disimulo ¿Sería el mismo que venía detrás mío hacia dos cuadras atrás? ¿Qué
diablos importa? Que pase quien quiera pasar, que hable quien quiera hablar, yo había perdido a
la mujer de mi vida y ahora estaba parado en una esquina frente a mi mismo, compartiendo un
cigarrillo conmigo mismo... ¿Tenía que importarme algo más?
II
Lo cuento siempre a esto, no sé por qué. Al tipo no lo volví a ver más pero me quedó esa
secuencia, es llamativo cuando veo esos actos de locura en alguien, cuando una mente, que podría
hacer tantas cosas increíbles, se trunca y desvaría, se pierde. No sé... por ejemplo, el otro día vi en
el diario que un tipo se mató debajo de un jacarandá y le encontraron una nota: "Las mariposas
también sangran" ¿Me podés explicar eso? Yo no me lo explico.
I
Me preguntó por qué la había dejado ir, por qué la habíamos dejado ir. No supe contestar. Me
dijo: "Tal vez no la amabamos de verdad", le contesté que la amaba aún, que no había noche que
no piense en ella... "¿Y si en verdad amamos a alguien más?" Esa pregunta me quedó grabada, no
sé por qué, no sabía, hasta ahora...
I
"Mañana suave, hierba del alba
dame tu mano blanc y virginal
Tomo tu sangre, la hago mía
y vamos juntos hasta el final..."
Estoy tratando de componer pero me cuesta un poco.
Caminamos por la misma calle hacia ningún lado. Me volvió a convidarun cigarrillo, por eso digo
que no recuerdo si tenía, porque me convidó cerca de quince esa tarde. Ibamos hablando del
amor, del maldito amor y todo aquel que pasaba nos miraba ¿Qué miraban? bueno, era raro ver a
dos calcos de persona caminando a la par; por suerte no vestíamos igual.
Nos sentamos en el cordón de la vereda, no pasaba nadie. Se quedó en silencio, bueno, nos
quedamos en silencio y nos besamos. Antes de eso no había sentido amor verdadero, no sabía lo
que era. Cuando abrí los ojos mi espejismo ya no estaba, me había quedado solo ¿Había estado
solo desde el principio?
Me gustaría repetir ese momento, pero creo que mi mente lo había armado todo para darme
cuenta de que me amaba a mí, más de lo que puedo llegar a amar a cualquiera. Es increíble lo que
la mente puede llegar a hacer, pensar que algunos no comprenden nada, te ven meditar y piensan
que estás loco; eso es lo feo de ser "normal", prefiero estar "loco".
II
Mi novia... la amo, si, la amo y ella me ama. Dice que una vez amó a alguien pero que el tipo se
amaba demasiado, que la quería mucho, pero que no podía amar a nadie más que a sí mismo...
Tuvo que dejarlo, le inventó todo un cuento y lo dejó, porque si le decía la verdad, él lo iba a
negar todo y enloquecería, aún más de lo que estaba. Yo no lo conozco, ella no me dijo nunca su
nombre, pero me gustaría saber quién es. Hace cinco año que estamos juntos y si, la amo.
I
Pasaron seis años desde que ella me dejó y cinco desde que me dí cuenta de a quien amo en
realidad, pero no puedo más con esto. Me tengo a mí, a quien amo, y yo me amo a mí, pero no es
suficiente, estoy mal, vacío, no sé que me pasa. El otro día escribí una frase hermosa pero muy
triste para mí, y cada vez que la leo me dan ganas de llorar, me causa mucho dolor.
"Las mariposas también sangran"
¿Se entiende, no? que triste que es...
Todas las tardes me recuesto bajo un árbol que está cerca de mi casa, un jacarandá, y pienso si el
amor que ella me hubiera dado alcanzaría para hacerme feliz, o si sería como el que yo me doy...
No sé que pensar ya.



FIN


Fred Sima

Las Profecías de la Soledad

Su alma le apretaba el hígado. Ardía su cuello, con las venas hinchadas y los nervios al
límite. Como garras de un Lucifer terrenal, sus manos estaban tensas y su lengua
espumosa y maldita. Sería cruel contar sobre sus ojos porque nisiquiera el demonio miraba
así.
En la mesa había un cuchillo y el no no sabía si salir a matar o matarse. Exclamó un
chillido tremendo, eléctrico, antiguo; tiró la mesa de un golpe. XIII estaba solo en su casa,
se sentía solo en el mundo, o peor, en la vida. Tuvo que encender un cigarro y eso, tan solo
eso, le permitió relajar un poco su cuerpo, posar los omóplatos sobre la pared y luego
dejarse caer hasta estar sentado en un rincón de su casa. Recordó aquel viaje a Grecia
cuando vió una foto que colgaba solitaria en uno de los muros, estaba el con una sonrisa,
levantando el pulgar y abrazando a su hermano ¿Por qué las personas suelen ser tan
vacías? ¿Será que nacemos llenos, listos para completarnos, o será que estamos destinados
a ser siempre así? ¿Así cómo?
XIII había estado treintacinco años en un mundo que jamáz comprendió o que nunca lo
comprendió a él, a XIII. Ahora, creía él, que era tarde, que ya sería tarde por siempre así.
Se apoyó en el alcohol mucho tiempo pero de nad sirvió, lo dejó, creyó en el suicidio pero
se sinió miserable de tan solo pensarlo. Otra vez posaría sus labios sobre un vaso de
cerveza o algún licor, daría un centenar de tragos y se dejaría caer en un profundo sueño,
allí, solitario hasta que vuelva a salir el sol.
FIN
Fred Sima

viernes, 4 de enero de 2013

Crono de Cronos

Sentí, como si fuera un llamado, a todos los ángeles gritar al mismo tiempo. Pensé varias veces en el final, pero era tan solo el tiempo pasando, a ellos los asustaba. 
Bajé las escaleras despacio, temía atropellar a la oscuridad, cuando de pronto me encontré en una dimensión extraña, alegre y apasionada ¿Sería eso la vida? me obnubilé por diez minutos, luego reaccioné, luego me dejé perder. 
Los días pasan como bestias, las fieras claman su porción de sangre y nosotros tan solo nos conformamos con ver a las aves en pleno vuelo... que ilusos, que afortunados. 
Amamos a alguien, odiamos a otros, nos herimos a nosotros mismos como si eso funcionara. 
La máquina de Cronos, la máquina que nos lleva, somos la furia, la fuerza y el desgaste. Pobres los ladrones del pasado, pobres los ricos y pobres los miserables, no hay nadie más allí. 
Tomé noción del tiempo, seguía en mi casa y los ángeles, los malditos ángeles volvían a gritar de miedo.

Reencarnación y deseo de muerte 1




Sentía que la música aún estaba esperándolo... el sería, tal vez, algún amor que no fue y sin saberlo se encaminaba a la locura otra vez.
Miró varias veces el fuego y sintió cierto temor, corrió las neblinas del pánico de sus ojos y se dejó llevar por esa aventura que, dicen, es morir...
Luego de eso estuvo en un mundo diferente, no en los artificios paradisiacos que pronostican los creyentes, sino en un estado mental hermoso, perfecto...

"Muerte, hermosa y lúgubre muerte, gracias por llevarme con vos..." -  dijo.

Más tarde, en el crepúsculo de sus sueños vió como todo volvía a parecerse al principio... luego caminó varias veces por aquella misma senda...