Sentí, como si fuera un llamado, a todos los ángeles gritar al mismo tiempo. Pensé varias veces en el final, pero era tan solo el tiempo pasando, a ellos los asustaba.
Bajé las escaleras despacio, temía atropellar a la oscuridad, cuando de pronto me encontré en una dimensión extraña, alegre y apasionada ¿Sería eso la vida? me obnubilé por diez minutos, luego reaccioné, luego me dejé perder.
Los días pasan como bestias, las fieras claman su porción de sangre y nosotros tan solo nos conformamos con ver a las aves en pleno vuelo... que ilusos, que afortunados.
Amamos a alguien, odiamos a otros, nos herimos a nosotros mismos como si eso funcionara.
La máquina de Cronos, la máquina que nos lleva, somos la furia, la fuerza y el desgaste. Pobres los ladrones del pasado, pobres los ricos y pobres los miserables, no hay nadie más allí.
Tomé noción del tiempo, seguía en mi casa y los ángeles, los malditos ángeles volvían a gritar de miedo.
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