viernes, 25 de enero de 2013

Un sueño entre los árboles

Me confundí con los árboles, nadie me podía ver. Ni siquiera esos dioses gordos
me diferenciaban.
Mujer llevaba cien nueces, las tiraba al cielo, explotaban y se formaban nubes
que un caballo alado, un plateado caballo alado de crines doradas se comía y
mordía, también, mis sueños.
Prendí un cigarrillo con el sol y lo fumé a la tarde, mientras estaba solo en la
ciudad. Atardecía cada vez más temprano y eso me consumía pero me dejaba ver
a los peces del río saltando, intentando, tal vez, besar a la luna. Pero nunca fue
hermoso vivir, no lo fue... ¡Vaya que no lo fue! Porque las moscas eran pirañas,
crueles animales y los espectros estaban por doquier, masacrando a los caballos
que comían nubes de nuez. ¿ Podrías retratar todo lo que digo? ¿Podrías darme
un beso que me haga olvidarlo todo?
Allí estaba yo, entre los árboles escondido y todo el mundo me ignoraba y era
como estar muerto y era feliz. Algunos me buscaban y yo los extrañaba, pero
tenía mucho sueño para salir con ellos, entonces me quedé allí... Aún estoy allí
viviendo entre los árboles ¿Viviendo?

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