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miércoles, 27 de febrero de 2013
Ella estaba muerta
Todos la extrañabamos, nos preguntábamos por ella ¿En dónde está María?
La buscamos en los lugares que solía frecuentar, en los espacios que solíamos
verla... pero nunca la encontramos.
Una vez viajé a las estrellas, me metí en el espacio y vi un pantano en el cielo... si, un pantano. Fue extraño porque yo creí siempre que el cielo era perfecto, libre de
la inmundicia. Ella no estaba. Su hermano, Montreal, la buscó en la magia y nos
contó que la magia era falsa. Yo lo sospechaba, yo lo creía, Anabella lo sabía, ella
no estaba.
¿Por qué se había ido? ¿acaso habría escapado de la vida, de los sueños que no
fueron? ella no estaba. La verdad, la única verdad es que todos recorrimos
mundos diferentes pero ¿Cuántos mundos habrá?
- La extraño mucho ¿sabés? - Me dijo Anabella, su hermana.
- Yo también la extraño... yo la amaba, Anabella. Pero ella no está.
Un líquido, aparentemente, había sido un sólido una vez. Creímos que tal vez ella
se volvió líquido y que luego se evaporó... la buscamos en cada nube de los
treinta días nublados que nos persiguieron pero ella no estaba. Un día Montreal
salió corriendo, lo vimos irse por las colinas, nos extrañabamos cada vez más,
mientras su figura desaparecía en la neblina. Jugamos ajedrez, Anabella no podía
ganarme, aunque estaba muy preocupado me gustaba jugar.
- Ahí viene Montreal...
Justo estaba por hacer un enroque. La torre me miraba pidiéndome cambiar de
lugar ¿Se sentiría presa en aquel casillero?
Ella estaba muerta.
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