Dios
me pidió fuego, tiene un Benson entre los dedos y quiere pitar antes de irse a
dormir. Lo miro a los ojos, a mi imagen y semejanza. Me presenta a su mujer, se
parece a mi esperanza, él le hace el amor de modo extraño, ella grita de
placer, yo me enfado, "No le hagas eso, ella es mía". Dios no dice
nada, me hace un gesto, casi me saca el fire
del bolsillo, se entusiasma con mi dinero. "Dame
tus zapatos, chico, pero antes deberás lustrarlos muy bien, no lo olvides, yo
soy Dio..." Dios no puede decir su nombre completo, está lleno de
excentricidades. Una muy grande es esa que lo hace vivir en el cielo, al que él
hace llamar Paraíso. Los medios criticaban a Jackson... ironía básica nivel
uno.
Pude
sentarme a su lado, mientras fumaba su maldito cigarro en calma. Quise
encenderme uno, pero Dios no me devolvió el fire, que mal que lo hace. Craiando me dijo que está cansado, que
quiere unas vacaciones en el Brasil, que le duele la espalda de tanto rezar.
-
Vaya, tú rezas... ¿A quién le rezas?
-
¿El huevo o la gallina?-contestó irónico.
Con
razón es Dios. Le ofrecí jugar al póker, dijo que no. Jugamos al dominó.
Aburrido, cansado. Volvió a fumar, se había adueñado del encendedor, saqué un
cigarro y se hizo el amable y me lo encendió con mi propio fire .
-
¿Por qué dejas que provoquemos incendios? -le dije queriendo aprovechar la
oportunidad.
-
Ustedes lo inventaron, yo no sabía nada de eso antes de que ustedes llegaran.
-guardaba el humo entre los dientes, lo mordía- Dejen de hacerlo, manchan la
Tierra...
-
¿Cómo es eso de que nosotros llegamos? Yo creí que...
-
¡Ja!
No
dijo más nada al respecto, incluso me ignoró durante los diez minutos
siguientes en los que le pregunté varias veces lo mismo.
-
Hombre, me tienes cansado, no te soporto más... Bueno, no te pongas así, vamos
a tomar algunos tragos.
Nos
fuimos al bar y nos emborrachamos. Al día siguiente comenzó una guerra, una de
las más grandes del mundo. Dios me miró desde la ventana de su coche y me dijo:
"Así nacen las guerras, pero me
sentiría muy mal si les sacara los bares... en realidad, es un círculo vicioso
¿Me comprendes?
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