domingo, 19 de mayo de 2013

Carta a mi amigo que se fue

El grito invertebrado del cañon suena todavía en mi cabeza
No puedo comprender por qué te hiciste eso...
Me duele por mí, por vos, por todos, debo ser egoísta, me duele más por mi. Porque alegrabas, de alguna manera, tantas cosas de mi y a su vez alimentábamos juntos muchos demonios, eso no nos hizo bien, pero ¿Qué podíamos hacer? Si la vida se mostraba tan cobarde, tan dura y criminal que los dos éramos nada en su juego...
Y ahora me preguntó ¿En dónde estás? Si es que estás... ¿A dónde vas? Si es que aún guardas las ganas de andar...
Seguís en los caminos que los dos andamos juntos, seguís en cada objeto que, al verlo, me refiere a tus recuerdos, seguís llamando en la entrada, en cada calle que te ví, en mi cuarto.
Me da terror que sea de esta forma, a veces siento que me estás llamando, mas si lo hacés, hacélo, llamáme de una vez.
Y yo te daré una respuesta, porque no creas que no nos volveremos a ver, pero es como decíamos antes "Hoy tengo algo que hacer" te pido, entonces, que así ya no vengas, te dejo mis sueños para que hagamos la reunión, nos vemos ahí...

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