viernes, 14 de junio de 2013

El sol sin la lluvia.

A los ojos de un perro ciego sucedía todo, a C., la vida le parecía una bolsa de piedras colgando de su espalda, con un cordel que se entrelazaba con su columna vertebral. "Amar realmente, es otra manera de sufrir" decía C.
A todos los ojos se les clava una espina cuando ven más de lo material que se muestra el mundo, y más allá de la agonía existe una especie de transformación en la que nosotros como materia dejamos de estar, pero sin morir.
C. gustaba, o al menos lo hacía seguido, de andar por ahí, por cualquier lugar y mirar las luces de los faroles que se iban encendiendo, acorde moría el sol. Una flor vagabunda vivía entre el césped mortal, pero ella era parecía ser eterna, así con una especie de cuchillo entre los dientes, C. detestaba todo, no porque fuese él un ser cruel, sino porque era oscuro debido a que el mundo tiene pocas luces. La flor era lo mismo de siempre, entonces se alejó y no volvió a verla nunca más.
En uno de sus paseos traumáticos, las nubes se pusieron criminales y, arrepentidas por el pecado, largaron su llanto sobre el cemento vivo - muerto que daba vida a la ciudad y la aniquilaba al mismo tiempo. Se refugió en una estación de tren y fumó hasta el cansancio pero la lluvia no cedía. Creyó estar creando nuevas nubes y sentidos opuestos. Estaba cansado de ver pasar androides correr con sus paraguas abiertos o con maletines - sombreros, cosa que llamó Inder - Persons. Al poco tiempo decidió que todos eran Inder - Persons y se sintió muerto, como una manera de protegerse para no ser uno más de esos. Pero así como aquella flor que antes había visto, ahora ante sus ojos había una mujer hermosa que se paró al lado suyo a protegerse de la furia. Comenzaron a hablar, C. era bueno en eso y esa misma noche estaban los dos tomando un café, luego de haber cenado arroz y verduras.

- Dame un cigarrillo - dijo la mujer.
- Está bien, pero cantame algo...

Entonces ella se paró y cantó algunas estrofas de "Hey! You've got to hide your love away"

- ¿Alguna vez amaste?
- No lo sé... Tuve sensaciones, pero no lo sé. - contestó C. con la voz suave y dolida.
- ¿Sabés lo que es amar?
- Siempre digo que es una forma de sufrir...
- Sos especial, muy oscuro.
- ¿Qué es la luz?
- Lo que ilumina...
- ¿El sol es luz? ¿Por qué se suicida cada noche?
- Yo quiero ser luz, luz para tu sombra.
- ¿Cómo lo sabes?

Pasaron una semana hermosa. C. le llevaba flores cada día y solo se veían en la estación de trenes en donde se habían conocido. Desde que se vieron aquella vez nunca más había vuelto a llover. Ellos se alegraban y fantaseaban con esa ilusión, pero al pasar por un campo y ver que la sequía dañaba los arbustos, comprendieron que la lluvia era necesaria, así como la pena y la soledad son partes de nuestras existencias.
Se habían ido a vivir juntos y todo simulaba cierta paz, o al menos, cierta alegría o lo que fuese aquello que sentían. Un martes por la mañana, ella despertó y C. ya no estaba en la casa. Al ver por la ventana y notar que había llovido por la noche, ella comprendió lo que había sucedido. Encendió un cigarro y se quedó parada en el umbral mientras una llovizna comenzaba a aparecer lentamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario