miércoles, 12 de junio de 2013

XXIII

Me pone tan mal destruirte que no se ya que hacer.


Estoy aniquilado por la tempestad. Y cuando observo tus pasos en la almohada suelo desaparecer y desarmarme en mil... Cada minuto corre como un rayo en libertad, voy surcando aquel solitario mar de mi propio ser y destajo la rabia con mi dolor...


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